viernes, 29 de octubre de 2010

Dominación burocrática: una lógica imperante

Publicado en Las Provincias, el 25 de octubre de 2010

Para la sociología es un clásico la descripción de Max Weber sobre la tipología de dominación legítima sobre un grupo social. Estos se clasifican en tres tipos, la carismática, la tradicional y la legal de tipo burocrático. Aún cuando no son excluyentes entre sí, unas prevalecen sobre otras según su ámbito de ejercicio.
Si analizamos nuestra realidad -la de la sociedad occidental avanzada- observamos que tanto la dinámica del mercado como la de lo público, vienen prefiriendo -por distintas o similares razones- el predominio de la lógica burocrática de dominación, si bien ésta, ha estado siempre presente aunque en inferior rango al poder carismático o tradicional.
Ahora no paramos de ver como las máquinas van sustituyendo al hombre en funciones de control que no hace mucho le eran propias. Desde los semáforos, los lectores de contadores de electricidad, el control de los procedimientos administrativos, el pago de tickets de autopista, tren, metro, bus., comida en serie, video vigilancia, GPS, IPOD, IPAD, la automedicación, o la última y polémica propuesta del presidente de Ryanair de sustituir a los copilotos, ya que buena parte de sus tareas las realizan los ordenadores de abordo o terrestres.
La necesidad de predictibilidad que señalara Weber para el siglo XX parece incrementarse de manera galopante en este XXI. Recordemos que con el término 'McDonaldización', Ritzer describió una evolución de la sociedad desde la modernidad weberiana hasta la culminación de una serie de procesos de racionalización que se han ido sucediendo a lo largo del siglo XX. Este proceso, en contra de una fuerte corriente sociopolítica no nos lleva hacia una mejor 'post-burocracia' sino hacia una re-racionalización de la tradicional burocracia weberiana, y hacia la misma 'jaula de hierro' de las que nos advertía Weber y que la definiría como una sociedad radicalmente racionalizada burocráticamente y que sería una amenaza creciente para la libertad de los individuos.
Es estos momentos de crisis de liderazgo carismático y sobre todo tradicional, parece que el individuo sí se deja dominar bajo una racionalidad de normas y controles, sean estos humanos o mecánicos. Analicemos un día cualquiera de cada uno y observemos, desde que salimos de casa hasta su retorno, cual ha sido el tipo de dominación que hemos soportado dócilmente de manera predominante.
Sidney Webb, profesor de Administración Pública, fundador de la Fabián Society y de la London School of Economics and Political Science, en 1895 escribió, entre otros, este texto sobre la vida cotidiana de un habitante de Birmingham.
(...) John Smith se despierta en la vivienda que le ha proporcionado el Municipio por las campanas del reloj municipal. Enciende la luz eléctrica de la fábrica municipal, hace su aseo con el agua del abastecimiento municipal y bebe un vaso de leche certificada municipal, calentada con el gas de la fábrica municipalizada. Un día, como todos los humanos, John Smith morirá, y, después de la inscripción en el registro municipal, será llevado por el servicio fúnebre municipal al cementerio municipal. (...)
En 1975 el Profesor G. Burdeau escribiría, «al Estado, nadie lo ha visto, pero el lugar que ocupa en nuestra vida cotidiana es tal, que no podría ser eliminado de ella sin que a la vez se viesen comprometidas nuestras posibilidades vitales». «los hombres han inventado el Estado para no obedecer a los hombres...»
He tenido ocasión de estar este verano en dos países de la UE, uno de tradición anglosajona y otro de costumbre administrativa continental, y en ambos he observado una suerte de Estado invisible que se confunde, no pocas veces, con la colectividad, status social en el que predomina una cultura burocrática que concede al ciudadano una combinación de predictibilidad, seguridad y eficiencia en sus hábitos cotidianos o extraordinarios.
Ahora los líderes -en todos los ámbitos-, siendo necesarios, parecen eclipsados o subsisten en situaciones muy coyunturales. El ciudadano se fía más del INEM que de las promesas de su empleador o de su sindicato, espera más del aparato judicial, que del líder político de turno, o del pagaré que del apretón de manos. por mencionar situaciones comunes a la ciudadanía y sin necesidad de entrar en ámbitos más delicados propios del ejercicio de la coercibilidad carismática y tradicional, en los que el debacle es mas palmario.
Esta dominación debe ser analizada en sus aspectos positivos y negativos, toda vez que en puridad debe ser distinguida de la labor que desarrolla el Estado moderno como empresa de dominación tal y como la describiera el citado Weber.
Pensemos, pensemos. desde la Ciencia de la Administración, la antropológica y la sociología sobre este concepto tan mal traído y llevado, por mor de su anfibología o ignorancia, que llamamos 'burocracia'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estadisticas